viernes, 10 de julio de 2015

Cada vez que encuentro una carretilla donde venden coco frito no me resisto y voy por uno. Es que ese sabor dulce y crocante me fascina. Caminando por los alrededores del mercado de la Huayrona encontré a una señora que vendía este manjar, coco en tajadas y... ¡agüita de coco! Me acerqué y una vez más comprobé que ese olor y sabor único no se me puede olvidar desde la niñez.

Juliana Quispe Cruz
Juliana Quispe Cruz, es una cuzqueña que lleva en este rubro quince años, y que gracias a su negocio educó a sus cinco hijos. Sale todos los días de su casa ubicada en la zona San Carlos y se instala en las afueras del mercado desde las nueve de la mañana hasta las ocho de la noche. Por si fuera poco, tiene un puesto de frutas junto a la carretilla donde prepara este aperitivo. 


Vende también el coco entero, lo que le puede llegar a costar entre cinco y siete soles, dependiendo del tamaño. Adicionalmente, Juliana Quispe prepara turrón relleno con miel y lo exhibe en una vitrina pequeña para los que gustan de este dulce.


Todo está a un nuevo sol, el paquete de coco frito, la tajada, el vaso de agua de coco y el turrón. Sus clientes ya la conocen y se dan cita todos los días a las afueras del mercado. Juliana vende un promedio de treinta paquetes, treinta vasos y veinte tajadas diariamente. Lo invito a que se dé una vuelta por el mercado mencionado y le aseguro que no se arrepentirá. La atención que brinda es muy amena. Está totalmente invitado.

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